CAMCHERAS vs TSV HOHENBRUNN-RIEMERLING

3:1

Domingo, 9 am. Sol, día caluroso, más otoñal que otra cosa. El CAMM I está en la cancha, listas para jugar.
Enfrente está el TSV Hohenbrunn-Riemerling, más difícil de pronunciar que Desoxirribonucleico
Nunca habíamos jugado contra ellas y no sabíamos muy bien qué esperar.

El encuentro empieza caldeado. Como siempre, parece que tenemos la culpa del problema de turno, y hay caras largas en el banco de entrenadores.
Pero no nos dejamos intimidar, concentradas en lo nuestro. Suena el pitido inicial, pelota atrás a Andrea y comenzamos a hablar donde mejor nos entendemos: en la cancha.

Hilda está de nuevo en el arco; Bimbo, Zizi, Canaria (que volvió de su prolongado retiro espiritual en África), y Cris forman la línea defensiva. Salimos con un 4-4-2 en rombo, con Andrea, Estephania, Nat y Ana formando el diamante en el medio. Arriba, Laura y Cami cierran las dos puntas del equipo.

En nuestra cabeza queremos jugar bien, tocar y triangular, pero como siempre, los primeros minutos son para medir al rival y ver qué propone el otro equipo.
Hohenbrunn salió con ganas, demostrando desde el primer minuto que disputarían cada pelota como si fuera la última. Bien, nos gustan los equipos así. Respeto total para estas chicas que vinieron a luchar por los 3 puntos, pero en casa esos puntos valen mucho. Aunque seamos el equipo más simpático, con el entrenador más amoroso de la liga, no está en nuestro currículo regalar nada.

Nosotras también sabemos luchar, y esos primeros 20 minutos fueron más bien una pugna para ver quién podía imponer su estilo de juego. Esta crónica (y el 98% de los periodistas que saben de fútbol) dice que fue el CAMM quien empezó a mover la pelota en el medio, a buscar el juego por las bandas, a crear agujeros en la defensa rival y a generar peligro en el área de Hohenbrunn.
El gol no llegó hasta el minuto 35, gracias a la sólida defensa del equipo rival y, probablemente, a las cervezas que algunas de nuestras jugadoras tomaron la noche anterior (es semana de Oktoberfest, y parece que la juventud no necesita dormir).
Un centro alto desde la derecha de Cami, y Ana dispara en dos tiempos para poner la pelota en la red. 1 a 0, y ahora sí estamos entrando en el partido.

Salimos tocando desde atrás: Hilda, Zizi, Canaria, Andrea… alguna se proyecta, peligro… Estephania, Andrea, Ana… más peligro… Estamos cerca del segundo gol, y el equipo rival juega a cubrirse, buscando a sus delanteras con pelotas largas que nuestras defensoras cortan sin problemas.

En el segundo tiempo, el entrenador mueve el banco. Entran Stefy y Andrea, que también volvía de un receso matrimonial, trayendo consigo un anillo en el dedo y un virus estomacal de nombre científico Resacusus Maximus. Laura baja al medio y Andrea (Pamplo, para los amigos) sube como delantera.
Poco después, una falta al borde del área, un poco a la derecha, ideal para una zurda, pero Pamplo la pide. Y cuando Pamplo la pide, hay que dársela.
Brazos en jarra y la historia ya la conocen: si había una araña viviendo en el ángulo que forman el travesaño y el palo izquierdo, esa araña ya no está más.
Si creen que exagero, ahí les dejo el video del gol.

Después de ese gol, ya más tranquilas, el equipo quiso jugar bonito. Todavía se nota que hay aspectos que mejorar para que el juego fluya más y se vuelva más orgánico, pero controlamos el partido. Nadie recuerda nada peligroso en contra del equipo local durante casi toda la segunda parte.
En el minuto 79, otro desborde de Pamplo por la izquierda: se acomoda la pelota para su derecha tirando un caño a la defensa, y le apunta al segundo palo. Golazo y partido cerrado.

Faltando dos minutos, el entrenador tuvo un momento de inspiración con delirio cósmico y sacó a una defensa para poner otra delantera. El resultado fue el 3 a 1. Le perdonamos esas extravagancias por el orden táctico que mantuvo hasta el minuto 88.

Agradecemos a todos los que se despertaron para venir a vernos, y en especial a los asistentes que trajeron torta.

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