CAMCHERAS vs LAS LEONAS
3:1
Finalmente, pudimos vencer al todopoderoso 1860. Para ponerlos en contexto, 1860 es el equipo más importante de Múnich después del Bayern. Tienen estadio propio, una infraestructura impresionante, un gran presupuesto, numerosos patrocinadores, voluntarios y socios. Es el club que representa a la ciudad…
Nosotros, con muy pocos recursos, hemos tenido que hacer milagros. Hemos trabajado muy duro para poder enfrentarnos a clubes como este, y es una lástima que siempre se menosprecien nuestros esfuerzos con posteos, textos y etiquetas hirientes. Pero ya estamos acostumbrados, y como dijo el jefe, “los de afuera son de palo”.
El partido comenzó en el peor día del verano que hemos tenido: lluvia, frío, cancha de césped sintético muy rápida, pelota mojada, viento… Todo un desafío para desarrollar nuestro juego de control de pelota, pero ahí estábamos en la cancha.
Con Hilda de arquera, quien esta temporada jugará en el primer equipo debido a la lesión de Dani, y con Clara aún en etapa de formación, era evidente que ella merecía estar bajo los tres palos con el nivel increíble en el que se encuentra. En la línea defensiva estaban Bimbo, Cris, Zizi y Ani; en el medio campo, Edu, Estephania, Laura y Nat; y en la delantera, dos estrellas: nuestra nueva incorporación americana, Audrey, y la goleadora de la temporada, Andrea.
El partido comenzó muy reñido debido a los nervios y al estado de la cancha, donde era muy difícil controlar la pelota. Intentamos mantener el balón en el suelo y jugar, pero nos costó encontrar pases claros y conexiones en el medio y la defensa.
Afortunadamente, una genialidad del trío ofensivo Nat-Audrey-Andrea nos puso en ventaja al minuto 11, y el partido continuó sin grandes novedades. Fue un encuentro cerrado, con mucha fricción en el medio campo, muchos pelotazos y despejes buscando la suerte de un buen rebote. Hasta que una falta nuestra al borde del área le dio a 1860 la oportunidad de igualar el partido con un centro que terminó entrando en el segundo palo.
Un minuto después, casi la misma falta pero del otro lado, un poco más escorada, nos otorgó un tiro libre peligrosísimo. Andrea, que no suele perdonar este tipo de faltas, se acomodó, brazos en jarra, respiró hondo y también buscó el segundo palo. Como si fuera justicia divina, la pelota entró sin que nadie la tocara. Nos pusimos nuevamente arriba en el marcador con un 2 a 1.
Con ese resultado, todas mojadas y muertas de frío, nos fuimos al vestuario. El entrenador Nereo intentó convencer al equipo de que había lugar y tiempo para jugar más tranquilos, que no se apresuraran tanto a buscar la horizontalidad. Con paciencia, tendríamos nuestras oportunidades y podríamos cerrar el partido.
En el segundo tiempo, el equipo mejoró; pudimos contener mejor a 1860, se buscaron más triangulaciones y menos pelotazos, aunque aún no al nivel acostumbrado. Dos distracciones de la defensa, una en una jugada a pelota parada y otra por un rebote fortuito de un pelotazo, casi nos cuestan el empate. Nuestra delantera también tuvo oportunidades, pero ninguna tan clara como para cerrar el partido.
En el minuto 80, una pelota llegó a Estephania en el vértice interior del área grande. La pisó con la izquierda y realizó su ya clásico regate: muestra la pelota y, cuando la defensa va a buscarla, ya no hay nada más que un lugar vacío lleno de incertidumbres. La jugadora alemana se comió el amague y su pierna siguió hasta golpear el pie derecho de Estephania. Penal.
De nuevo Andrea. De nuevo, los brazos en jarra, De nuevo vayan a buscar la pelota dentro del arco.
3 a 1, y con pocos minutos restantes, 1860 se rindió. Fue un triunfo muy importante para las pibas, que lo dejaron todo en la cancha. Es verdad que no brillamos con el juego bonito al que estamos acostumbradas, pero también hay que saber ganar en partidos difíciles.
Deseamos una pronta recuperación a la jugadora de 1860 Cheyenne Krieger, quien jugó un partidazo y tuvo que salir lesionada tras una jugada accidental en el medio campo.
También agradecemos a las 3 o 4 jugadoras de 1860 que se acercaron a saludar a nuestras jugadoras después del partido. Esa muestra de respeto al juego, a los rivales y al árbitro dignifica a su club.
Y, por último, recordamos a quienes quieran leernos que en el primer partido que jugamos contra 1860 hace unos 3 años, perdimos con mucho dolor y tuvimos que tragarnos el orgullo con una derrota de 9 a 0. Aun así, nos quedamos bailando reguetón con sus jugadoras. En ese entonces, aún parecíamos simpáticos.